CAP 1 - Bajarse del burro
''Sí, soy feminista. No, no odio a los hombres''.
Habrá de todo, pero dejemos de generalizar.
Podemos haber vivido humillaciones, haber sido ninguneadas en el trabajo, haber sido víctimas de una inmerecida y desigual relación, pero no, no odiamos a los hombres. Odiamos a las personas que nos han hecho eso y a las personas que, con su poder, no han querido ayudarnos.
Y no lo hacemos porque somos hijas, somos hermanas, amigas y madres de hombres.
No los odiamos pero sí los cuestionamos. ¿Acaso no tendríamos que cuestionarnos nosotras un poco también de vez en cuando?.
Seamos conscientes de que hay un machismo latente e interiorizado hasta en aquellos (y muchas aquellas) que alzan su voz a favor de la igualdad. Reconozcamos que muchas mujeres les complicamos el avance a otras mujeres que luchan por todas nosotras con actitudes y comentarios simplistas y manidos. Es un legado latente que no vamos a poder destruir de manera individual, pero que juntOs podemos ir destruyendo su recuerdo poco a poco.
¿Os acordáis cuando se podía fumar en los aviones, en los bares, en la Universidad mientras estabas haciendo un examen? Ahora parece casi imposible pensar que ESO sucedía.
Pues eso mismo debería suceder con el machismo. Y sí, para que esto sucediese, hubo leyes y hubo prohibiciones. No vamos a conseguirlo, tampoco, imponiendo un feminismo de interpretaciones desiguales, imposiciones o contradicciones.
Hombres y mujeres, con sus conocidas y reconocidas diferencias biológicas, deben encontrarse mutuamente su punto G, G de Genuinos.
Camille Paglia (1947), profesora de Humanidades huye de lo políticamente correcto. En su libro Feminismo pasado y presente, decía:
El problema del feminismo es que no representa a un amplísimo sector de las mujeres. Por eso se ha centrado en la ideología y en la retórica antimasculina en lugar de hacerlo en el análisis objetivo de los datos, de la psicología humana y el significado de la vida.
En los años 60 el feminismo de izquierdas trataba de atraer a las mujeres trabajadoras y adoptaba las maneras y el lenguaje de la clase trabajadora. En los 70 se empezó a imponer una corriente que se centraba en las burguesas de profesiones liberales, principalmente profesores, periodistas... Ese tipo de feminista que cree saber qué es lo mejor para las mujeres. Pero lo cierto es que sólo están centradas en hacer carrera y no se dan cuenta de lo distintas que son sus vidas de las mujeres de clases trabajadoras que pretenden representar.


Hola. Un tema complicado y muy difícil y que parece que, como en muchas cosas, si no tienes la visión única no tienes razón. Me ha gustado como lo planteas y lo que has dicho..."estamos en contra de las personas", estoy completamente de acuerdo. Machismo hay, por supuesto, sin ninguna duda. Tenemos unas costumbres arraigadas. Pero sí veo que hay avances, la generación anterior a mi era de la de los hombres trabajadores y las mujeres serviciales...y yo ahora solo veo compañeros, me da igual el sexo en el trabajo, l a mujer ya no es ama de casa es plenamente capaz en cualquier profesión. Aquella era la generación de no hacer nada en casa y ahora es innegociable no compartir tareas ( y son dos ejemplos). Tenemos mucho que avanzar y mejorar para ser iguales y disfrutar y valorar nuestras diferencias.
ResponderEliminarCorolario "No hay persona más rastrera que el que se aprovecha de su posición o su fuerza para imponerse sobre los demás, ni hay hombre más asqueroso que el que se aprovecha de una mujer".
Gracias por tu comentario. Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias a ti por leerme y por tratar el tema.
ResponderEliminarEs un placer
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