¡Vuelve Samantha!
He vuelto a conectar con ''Sexo en Nueva York'' (Sex on the city) pero ahora una nueva versión más aburrida y sin la chispa de Samantha Jones (Kim Cattrall), mi alter ego en las redes sociales de citas.
Han vuelto las chicas con las que crecí; ahora con mi edad pero más boomer y más fuera de onda, que un chino en unas capeas de pueblo, en un intento forzado de volver a hacerte vivir aventuras con ellas (And just like that).
Echo de menos a Sam, mi amiga Sam. Una mujer desinhibida y sexual. Una amiga incondicional y una romántica de pacotilla, que cuando encuentra a quien la ama, le acaba pareciendo un blandito y huye despavorida.
Sam tiene fuerza, garra. Es independiente, sabe lo que quiere, es inteligente, poderosa. Le gusta esta acompañada siempre y cuando no invadan su espacio y su intimidad.
Es fiestera y disfrutona y le gusta mucho estar siempre sexy para ella misma o para la persona que quiera conquistar o seguir gustando.
Nunca da nada por sentado y sabe que en esta vida, lo que no se trabaja no prospera.
Conoce a los hombres extremadamente bien y sabe cómo ponerlos a prueba. Necesita que estén a su nivel o por encima pero pocas veces consigue que esto ocurra.
En esta nueva etapa, estas mujeres se enfrentan al feminismo, a la identidad de género, a la ayuda al desfavorecido, al trabajo manual, a nuevas amistades femeninas y al hombre sensible, como si hubiesen estado metidas en un búnker todos estos años y no hubiesen ido evolucionando con el paso del tiempo. Como si la pandemia hubiese durado veinte años y en este tiempo solo ellas hubiesen estado encerradas mientras la vida iba transformándose.
De repente se someten a forzadas situaciones, relaciones lésbicas y a Tinder. Y todo esto lo hacen con una forzada naturalidad que les queda de pena.
Yo tengo la edad que dicen tener en la serie, 55 años, y creedme, no somos tan retrógradas, forzadas ni cortas de mira.
¡Vuelve Samantha!

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